MI PEQUEÑO GRUÑÓN
En la vida, hay circunstancias en las que podemos alcanzar nuestros objetivos, deseos, ilusiones, etc., y otras en las que no. Los adultos y también los niños experimentan en mayor o menor medida una serie de emociones como el enojo, tristeza, angustia, ansiedad, etc. Sin embargo, cuando los niños no aprenden a gestionar la frustración o tolerar el malestar de no conseguir lo propuesto, con el paso del tiempo puede conllevar a que desarrollen una actitud agresiva. Es entonces cuando los padres deben enseñarles a tolerar la frustración con las siguientes estrategias:
Siendo ejemplo: La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.
Educar sobre el esfuerzo: Es importante enseñar al niño que es necesario esforzarse. Así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.
No darle todo hecho: Si se le facilita todo al niño y no se le permite alcanzar sus retos por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso.
No ceder ante sus rabietas: Las situaciones frustrantes derivan, en muchos casos, en rabietas. Si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.
Marcar objetivos: Hay que enseñar al niño a tolerar la frustración poniéndole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.
Referencia:
De la cruz, P., Hurtado, M., Robles, X. (2015). Manejo de la frustración en niños. Recuperado de
https://sehumanitas.com.mx/autoadministrable/PDF/formacion_padres/07.pdf